El cielo ganó otro ángel
Por Bautista y Habib Había un pibe que le decían «El Fisu» de una villa bien picante en el

Por Bautista y Habib
Había un pibe que le decían «El Fisu» de una villa bien picante en el conurbano. Creció entre pasillos, techos de chapa y un parlante siempre sonando cumbia 420 a todo lo que dá.
El Fisu desde chiquito aprendió a rebuscársela, con alguna changuita o cirujeando.
Lo suyo era el estilo turro: gorrita, banga Nike shox, SST al detalle y vapormax (todo G5). Caminaba haciéndose el canchero, como si él manejara el barrio.
En la esquina siempre paraba con «el Cato» «el Dito» y «el Alan». Compartían una joda y cuidaban el barrio.
Cuando se armaba bondi con la gorra, los pibes seguían al Fisu y lo ovacionaban al ritmo de «la que pintó».
Un día pintó baile en el barrio. El Fisu cayó con su mejor pilcha, la rompió y hasta se subió al escenario a rapear. Los turros explotaron y él sintió que tenía futuro en el rap y podía salir de la villa.
Pero camino a grabar su primer tema en su wave 150 lo interceptó la policía y en la persecución lo mataron de cinco tiros al pecho.
Su música, que sólo la tenían los pibes, empezó a sonar en la villa al ritmo de «Volá alto turro».