Una historia conmovedora
Por SANTIAGO * E.E.S N°46 Desde joven, Catalina disfrutaba pasar su tiempo libre en casa viendo películas basadas en

Por SANTIAGO * E.E.S N°46
Desde joven, Catalina disfrutaba pasar su tiempo libre en casa viendo películas basadas en hechos reales, especialmente aquellas que mostraban desgracias como la hambruna y la discriminación.
Esa sensibilidad la acompañaba en su dura realidad: la pobreza y la escasez de alimentos que compartía con su hijo Uriel.
Sin acceso a una educación adecuada, Catalina se enfrentaba a la crianza de un bebé que lloraba constantemente por hambre, obligándola a dormirlo temprano para evitar sus llantos.
En una noche con tormentas y lluvia, Catalina se propuso ver una película para distraerse un poco de todos los problemas que no dejaban de acumularse, pero Uriel no dejaba de llorar.
El llanto de su bebé se escuchaba cada vez más y más fuerte.
Catalina pausó la película un vez, dos veces, tres….
En ese momento se cruzó una idea por su cabeza, que la venía pensando hacía tiempo.
Deseaba que su bebé pudiese tener una buena vida, la vida que ella no tuvo.
Buscó un lugar donde se sentía cómoda y sacó del cajón de su mesita de luz una pistola que tenía guardada hacía tiempo.
Decidió esperar a que sonara un trueno, lo suficientemente fuerte para que cuando lleve la pistola a su sien y ejecute el gatillo el ruido no despierte a Uriel y finalmente terminase su agonía.