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La última mirada

POR LEÓN-LUCÍA – MARTÍN – NAHUEL -VICTORIA -ZARA * E.E.S N°80 Ludmila despertó aquella mañana con una sensación extraña

La última mirada

POR LEÓN-LUCÍA – MARTÍN – NAHUEL -VICTORIA -ZARA * E.E.S N°80

Ludmila despertó aquella mañana con una sensación extraña en el pecho. En su interior sentía algo distinto, como un presentimiento. Se vistió rápido, agarró su celular y salió de su casa. Durante el día se encontró con su amiga en la plaza. Rieron y hablaron de sus planes. Ludmila, sin embargo, no podía quitarse de la cabeza la idea de que alguien la observaba. Varias veces miró hacia atrás, convencida de ver una sombra siguiéndola, pero no vio a nadie. Al caer la tarde, decidió caminar sola hacia su barrio. Las calles estaban más silenciosas que nunca. De pronto, escuchó pasos detrás de ella. El ritmo se aceleraba cuando el suyo lo hacía, hasta que se dio cuenta de que no era su imaginación. Alcanzó a llegar a su casa, se giró y por un instante reconoció el rostro de su novio.

No tuvo tiempo de gritar: una mano fuerte la arrastró hacia adentro y todo se volvió confusión, un forcejeo y respiraciones entrecortadas. Ludmila luchó, intentó liberarse, pero la violencia de él fue más fuerte. Por un momento creyó que podía escapar, que sus manos alcanzarían la puerta, pero él la empujó hacia atrás con una violencia que la desarmó.

Su cuerpo yacía casi inmóvil, mientras él se apoderó del lugar de forma repentina. Afuera, la noche continuaba como si nada sucediera, indiferente a lo que ocurría dentro de esas paredes. Desde ese momento, nadie volvió a verla salir de aquella casa.

El asesino de Ludmila fue su novio, un joven de 21 años que fue detenido en las inmediaciones de la casa.

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