La coral que salió de las llamas

Por León

Me llamo Víctor Ekans. Un día por la mañana me levanté para prepararme e ir a mi trabajo de bombero, pero me levanté un poco raro, sentía que mis brazos eran un poco más cortos y me costó caminar, pero no le di importancia. Después de desayunar salí para no llegar tarde. En mi trabajo me sentía mareado y tenía mucho frío, aunque era invierno así que no se me hizo raro. Mis compañeros me recomendaron que vaya al médico por mi bien pero no les hice caso y seguí trabajando, aunque está empezando a ver menos. Cuando estamos almorzando sonó la alarma de incendio, me preparé para salir enseguida a pesar de no haber comido mucho, porque sentí con si no tuviera un par de dientes.

Cuando llegamos al edificio, estaba cubierto por completo de fuego. Al momento de entrar me sentí cómodo en ese lugar a comparación del frío de afuera, pero eso no me iba a distraer de mi trabajo. Rescatamos a todos los supervivientes y los subimos a las ambulancias, pero quería volver al edificio porque no podía soportar el frío. Entonces me saqué el traje de bombero y corrí hacia el incendio. Me resistí a los intentos de frenarme y cuando logré entrar no podía ver nada porque todo era rojo y amarillo. De la nada no sentía mis piernas y nos podía caminar. En se momento de desesperación escuché la voz de mi amigo (Rodrigo Retnuh) que llamaba. -¡VICTOR!-gritaba -por acá-respondí -¿Estás bien?-dijo al saber que lo escuchaba -ssssssi-dije de manera extraña incluso para mi. – ¿dónde estás?-dijo Rodri. Lo único se escuchaba era el ruido de la llamas. Rodri siguió gritando mientras yo arrastrándome por abajo del fuego me acercaban a su voz. De la nada Rodrigo grita – ¡Una serpiente gigante!- y eso es lo último que escuché. Después me enteré que Rodrigo había matado a la serpiente de un hachazo en la cabeza. ¿Qué loco verdad? Qué mal ahora me enteré que esa serpiente era yo, pero bueno ¿Ahora puedo entrar al cielo Dios?