El último amanecer

Por Amanda, Ámbar y Tobías

Hace muchos años, en un pueblo rondaba la leyenda de los huecufes. Se decía que por las noches recorrían el lugar tocando las puertas para adueñarse de las almas. Desde esos tiempos, la gente no salía de noche.

Nadie los había visto, pero los mapuches los describían como monstruos brutales, deformes y sedientos de sangre.

Un pequeño guerrero llamado Cayupin estaba tranquilo en su casa hasta que tocaron la puerta y, a lo lejos, se escuchó el grito desgarrador de una mujer. Todos sabían lo que iba a pasar…

Volvieron a tocar la puerta, cosa que no era usual. De repente, el monstruo derribó la puerta y entró a la casa. Cayupin se sorprendió y empezó a correr hacia el bosque.

Comenzaban a aparecer los primeros rayos del sol, y en ese momento Cayupin empezó a recuperar la fe, hasta que por detrás un huecufe se le abalanzó. En ese instante apareció su padre, quien murió intentando salvarlo. Esa noche se perdieron muchas vidas.

Luego de eso, todos se fueron del pueblo para no volver jamás, y el monstruo sigue allí.