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Cabaña satánica

Por Nahuel y León Era una noche de verano. Mis tres amigos y yo estábamos atravesando un bosque para

Cabaña satánica

Por Nahuel y León

Era una noche de verano. Mis tres amigos y yo estábamos atravesando un bosque para llegar a una cabaña costera y alejarnos de la ciudad. En medio del camino, escuchamos un gruñido proveniente de un montón de vegetación que se movía. Un amigo se acercó al arbusto para tomarse una foto con lo que él decía que era «un animal salvaje». A pesar de la oscuridad, esa imagen no se borra de mi cabeza: mi amigo tenía un corte profundo en el cuello, hecho por una criatura con garras filosas, orejas puntiagudas y piel color gris verdoso; parecía un zombi y un duende al mismo tiempo. Mi amigo Lucas me tiró del brazo mientras corríamos.

Después de un rato, llegamos a la cabaña. Entramos asustados y tapamos la puerta. Cuando bajó el dueño, con un traje elegante y un libro extraño:

—Esperaba que llegaran cuando hubiera luz solar —dijo el señor con voz cansada.

—Buenas noches —dijo Alexis mientras recuperaba el aliento.

—¡Algo nos persiguió y mató a Luis! —gritó Lucas, sobresaltado.

—Se cruzaron con esa criatura —susurró el dueño.

—¿Lo conoces? —pregunté, todavía sorprendido.

—Lo llaman Angüery. Los guaraníes decían que era una parte del alma que sigue existiendo después de la muerte y que le teme al sol, pero aquí estamos seguros.

—¡¡¡MIERDA!!! —gritó Alexis, frustrado.

—Me llamo José. ¿Quién quiere té? —dijo el dueño, mientras intentaba calmarnos.

Después de un momento, y de que Lucas y Alex terminaran su té, nos guiaron a nuestras habitaciones. No podía dormir; me levanté para beber agua, pero vi una luz roja salir de la habitación del dueño. Por curiosidad, me acerqué y miré por la rendija de la puerta. Vi al dueño hablando con la criatura, mientras tenía los cadáveres de mis amigos dentro de un círculo demoníaco.

Cuando di un paso atrás, el piso de madera crujió bajo mis pies. Logré esconderme y vi cómo José y la criatura subían a buscarme. Cuando entraron a la habitación, tomé el libro que creaba el círculo y salté por la ventana para escapar y evitar que continuaran con su ritual. Al caer por una colina, me quebré la pierna pero logré llegar a un muelle y subirme a un barco.

Un momento después, comenzó una tormenta muy fuerte y se estaba formando un remolino; el libro comenzó a moverse hacia allí. Fui a agarrarlo y el libro se abrió. El Angüery salió del remolino y se subió al barco. No sabía cómo podía escapar de esa criatura. El Angüery se acercaba poco a poco, y cuando lo tuve enfrente, usó sus garras para cortarme el cuello y me llevó al bosque.

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