Un día siendo otro
POR ESTEFANÍA-FRANCISCO-LUCÍA y LUISINA Hola, mi nombre es Hugo Sánchez, un estudiante que se especializa en el comportamiento de

POR ESTEFANÍA-FRANCISCO-LUCÍA y LUISINA
Hola, mi nombre es Hugo Sánchez, un estudiante que se especializa en el comportamiento de los animales. Un día me dieron de tarea investigar el comportamiento de las palomas. Pensé que sería algo aburrido tener que observar un par de palomas, pero como no podía cambiar de animal, tomé mis cosas y me puse manos a la obra.
Ese día por la tarde planeé ir a una plaza cercana a mi casa para observar a las palomas y anotar todo lo que hacían, pero eso me pareció muy aburrido. Así que decidí mejor caminar por el centro y anotar el comportamiento de las palomas que vivían en la ciudad. Al principio fue fácil, ya que las palomas estaban en todos lados. Luego de una hora se volvió un poco más complicado, porque ya no podía verlas: estaban en el aire y era muy difícil notar lo que hacían.
Después de un buen rato, preferí volver a mi casa y continuar la investigación al día siguiente. Al llegar, tomé mis apuntes y anoté todo lo que había observado. Luego me puse a investigar en internet para ver qué encontraba sobre las palomas y verificar al día siguiente si era cierto o no.
En medio de la búsqueda, me encontré con una página muy interesante donde decía que podías ser lo que quisieras. Eso me hizo recordar que no había podido terminar mi investigación porque las palomas se iban volando. Entonces busqué si existía alguna forma de ser una paloma… y encontré una página que daba todas las instrucciones para lograrlo.
Seguí al pie de la letra cada paso, sin saltarme ninguno. Luego de un buen rato, esperé a que sucediera algo, pero nada pasó. Así que cerré todo, me preparé para dormir y decidí continuar la investigación al día siguiente.
A la mañana siguiente me desperté algo mareado, pero no le di importancia, ya que me había quedado despierto hasta tarde con la investigación. Me dirigí a una plaza por la que había pasado el día anterior y pensé que sería un buen lugar para comenzar, ya que no había nadie que pudiera espantar a las palomas.
Al llegar, vi una paloma muy interesante y la seguí hasta un sitio que parecía una casa abandonada. Cuando la encontré, noté que llevaba un chaleco muy elegante y unos lentes. En ese momento quise sacarle fotos, pero desapareció. Después de buscarla, me quedé dormido sin darme cuenta. Al despertar, me sentía muy raro y, sobre todo, ya no estaba en la casa abandonada… sino que me encontraba en un edificio, a una gran altura. Eso me asustó y me hizo caer del edificio, pero sorprendentemente, me descubrí volando por el cielo como un ave.
Al bajar, me di cuenta de que ya no era yo: era otra cosa, otra criatura. Desperté siendo otro. Cuando quise volver al lugar, me encontré con mi cuerpo descansando en la casa abandonada. Lo más raro de todo fue que, cuando quise verme, noté que llevaba puesto un chaleco elegante y unos lentes.
Al principio creí que estaba soñando, pero todo se sentía real… y aterrador. Pensé que sería mejor volver a mi casa y tratar de buscar cómo volver a ser yo otra vez. Llegué al anochecer, y me puse a buscar una ventana por dónde entrar. Al encontrar una, me dirigí a mi habitación, pero me acordé de que era muy difícil usar una computadora teniendo alas en vez de manos.
Después de muchos intentos, me rendí y decidí volver a la casa abandonada donde estaba mi cuerpo. En el camino, me encontré con un grupo de palomas que me seguían a donde fuera. Cuando llegué, vi que ya no estaba mi cuerpo; solo había muebles viejos, pisos rotos y paredes descascaradas por lo antigua que era la casa.
Estaba por amanecer, y aún no sabía cómo encontrar la solución para que todo volviera a la normalidad. Después de tanta búsqueda, me quedé dormido, pensando en qué pasaría si no volvía a ser yo. Eso me hizo sentir muy asustado y triste.
Al despertar, me encontraba en mi habitación, con mi computadora y mis notas tiradas en el piso. Todo era un verdadero desastre. Me sentí mucho más cómodo al pensar que solo había sido un sueño… o eso creí, hasta que vi que, entre el desorden, había un chaleco pequeño y elegante, acompañado de unos lentes y una nota que decía:
«Nada fue un sueño.»